Por Miguel Ángel Galán
Hay ocasiones en que las historias y los sonidos aparecen en tu vida justo cuando las necesitas. ¿Encontrarse y conectarse con ciertas películas o canciones es casualidad? Esta es mi historia con el documental Amazing Grace y las dos noches de góspel de Lady Soul en la Iglesia New Temple de Los Ángeles en 1972.
“Queremos que participen y se involucren en cuerpo y alma. Los que nunca han dejado el cuerpo y el alma en la iglesia, hoy es un buen día para empezar“
Reverendo James Cleveland
Amazing Grace, una sorprendente casualidad.
El documental Amazing Grace recoge las dos espectaculares noches de concierto en los que Aretha Franklin regresa al góspel en la Iglesia Bautista Misionera “New Temple” de Los Ángeles en 1972. En ellas desborda su talento vocal dándole un fuerte contenido emocional a las viejas alabanzas bautistas y a temas “profanos” de gente como Marvin Gaye y George Harrison, acompañadas del soul moderno de su banda y del coro Southern California Community.
Sin embargo, la mera existencia de esta película tiene que ver más con la casualidad o el destino que con la planeación artística principalmente porque, por algunos detalles y uno que otro error descomunal, el film pudo haber sido desechado para siempre. Finalmente el material fílmico pudo ser estrenado en el 67º Festival de San Sebastián 46 años después de rodarse y está disponible de manera gratuita en YouTube.
En un principio parecía no haber problema con que Aretha Franklin volviera a sus raíces. Desde niña “tuvo que aprender himnos antes que cualquier cosa” y, junto a sus hermanas, formó parte del coro de la iglesia de su padre, el pastor Clarence LeVaughn Franklin, en Detroit, Michigan. De ahí viene el descubrimiento de su talento y su principal fuente musical. Sin embargo, había motivos para pensar que este concierto sería en un suicidio artístico.
En primer lugar, suponía poner pausa en una carrera de veinte discos, algunos ya clásicos como “I Never Loved A Man The Way I Love You“, sencillos como “I Say A Little Prayer” o “Day Dreaming” y 5 grammies. En segundo lugar, no era fácil manejar los prejuicios hacia los músicos que pasan de la iglesia a la música profana, cosa que Aretha controló de maravilla.
El resultado del concierto fue demoledor: el álbum doble “Amazing Grace” se convertiría en el disco más vendido de la cantante; en medio de un público exaltado, se observan entusiasmados a Charlie Watts y Keith Richards, a James Cleveland conmovido profundamente con el himno que le da nombre al concierto, y al padre de Aretha saltando de su sitio para secarle el sudor de la frente mientras esta toca el piano; para su productor, Jerry Wexler, la iglesia “New Temple” fue la “Capilla Sixtina del Soul“.
Sin embargo el equipo de filmación a cargo de Sidney Pollack cometió un increíble fallo técnico que mantuvo la película almacenada por décadas. Por imposibilidad o por vergüenza aquello estaba destinado a no ver la luz de no ser por el productor musical Alan Elliot, quien estaba interesado por la historia y sabía solucionar el problema de sincronizar el sonido con la filmación. Elliot compró el material, obtuvo los permisos de Pollack y Wexler, convenció a los herederos de rehacer el material (Aretha siempre se negó en vida) y se estrenó finalmente en 2018.
Puede ser una casualidad hermosa que la película haya existido, pero haberla visto tal vez tenga que ver con algo más terrenal que el destino, poco a poco fui acercándome a esas canciones con una pequeña sospecha de que tendrían un significado muy personal para mí.
La conexión espiritual y rítmica con el góspel.
Días antes de ver Amazing Grace el góspel y el R&B estaban a mi alrededor. Me la pasaba revisando discos de soul hechos por mujeres como The Supremes, Donna Summer, Etta James y, por supuesto, Aretha Franklin. En esos días también pude ver Elvis en el cine, película que hace un poco de justicia a la influencia negra en la música. Con todo eso terminé de amar el soul, el góspel y el R&B.
Pero la revelación principal fue saber que Aretha había realizado alguna vez un concierto de góspel en una iglesia siendo ya una superestrella, que había sido filmado y por fin se había estrenado. Pensé “¡Señor, me has mirado a los ojos!”, ese fue el momento de conectarme con canciones que hablan de aquello que siempre busco: consuelo, ánimo y fortaleza. Y lo mejor, ¡con un ritmazo!
“Escalando las montañas más altas para llegar a casa. Mi camino de vuelta a casa, mi camino a la cima de la montaña ha sido un poco pedregoso. He subido la cara agreste de la montaña para llegar a casa, subiré las montañas más altas para llegar con mi creador.”
Climbing Higher Mountains.
“… Permíteme resistir. Estoy cansado, soy débil, estoy agotado. A través de la tormenta, a través de la noche, guíame a la luz.”
Precious Lord, take my hand.
Tú puedes escuchar el álbum o revisar las letras de los himnos y te das cuenta de que hay una fuerte conexión entre emoción y espiritualidad en el góspel. En esa conexión es el ritmo y la música lo que marca el paso de las emociones. Eso es algo que logran los músicos de la banda y sobre todo la propia Aretha Franklin, pues irradia un talento vocal impresionante, elevando las oraciones en explosiones agudas.
Ahora, ver esa conexión es algo totalmente distinto. El documental no se caracteriza por ahondar en la cantante o los músicos, tampoco recoge las palabras de la gente, pero si logra contagiar el éxtasis al que el público y los propios músicos llegaron en varios momentos: saltaban de las sillas, se abrazaban a sí mismos, y me di cuenta, en medio de todo ello, que también yo estaba aplaudiendo, llevando el ritmo con los pies y llorando al mismo tiempo.
Tal vez yo mismo atraje una emoción que me estremece las piernas, los oídos, el pecho, la mente, una experiencia que se siente como una voz que se eleva entre gritos como un puño cerrado. Tal vez yo busqué todo esto o tal vez no, lo importante para mí es que este concierto llegó justo cuando lo necesitaba y eso es suficiente para llamarlo destino.
Amazing Grace es una experiencia espiritual y rítmica que pude sentir en cuerpo y alma, vibrando con los viejos himnos, las oraciones modernas, la euforia del público y, sobre todo, el imponente talento de Aretha Franklin.
- Miguel Ángel Galán es Sociólogo por la Facultad de Sociología y Maestro en Estudios de la Cultura y la Comunicación, ambas por la Universidad Veracruzana. Sus estudios están centrados en el análisis de redes sociales. Su pasión por la música y el cine lo llevaron a crear el blog Movies That Rock, dedicado a la música de las películas.
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