Por Miguel Ángel Galán
La música de Ennio Morricone es influyente y vanguardista pero, sobre todo, es instintiva. En esta entrada de #BlogCIBEF desmenuzamos su música para analizar el papel de sus melodías, su trabajo en la música experimental, la capacidad de adaptarse a los distintos directores y su habilidad de salirse de la caja, buscando siempre un enfoque musical distinto en sus obras y en su vida.
Es difícil hablar de Ennio Morricone sin nombrar su estatus de leyenda: compuso varias de las más famosas melodías del cine, es el músico de clásicos como La Misión o Por Un Puñado De Dólares, ha ganado tres Globos de Oro, seis premios BAFTA, dos Grammys y dos Oscars, uno de ellos otorgado casi a manera de disculpa por parte de La Academia.
Pero, una vez superado el deslumbramiento de su trayectoria, se descubre un músico completo pero, sobre todo, un artista que se salió de los moldes. Esto es parte de lo que detalla el documental Ennio: The Maestro, de Giuseppe Tornatore (2021), en el que nos muestra los momentos en los que Morricone decidió ir hacia otro lado y seguir su instinto.
Por eso nos adentramos en los puntos clave de su obra y en ciertas facetas poco conocidas pero esclarecedoras de su trayectoria: su legado en la música pop de los sesenta, el rigor del músico –“un músico tiene que ser bueno en cualquier cosa, desde sinfonías hasta canciones populares”, señala tajante en el documental–, o la importancia de su trabajo como músico experimental en varias de sus películas.
De la música sinfónica a la música mediática: el pecado original
El deseo profesional de Ennio, en un principio, era ser médico, pero por imposición de su padre se dedicó desde niño a la música para graduarse del Conservatorio de Música como trompetista profesional (la misma profesión de su papá). Desde aquí ya hablamos de un caso fuera de serie porque un papá normal obligaría a su hijo a dedicarse precisamente a lo contrario.
El aprendizaje de la música en esta etapa estuvo marcada por la dura disciplina de su padre, la exigencia propia de la música culta y la dureza de las condiciones en que vivían los músicos, tocando en hoteles para fiestas de soldados, cuestión que para Ennio era profundamente humillante.
“Este instrumento me permite sostener, y tú harás lo mismo por tu familia”, fueron las palabras de su padre al regalarle su primera trompeta. En adelante sería la única imposición profesional que acataría, y no serían pocas las que se le presentaron. Una de ellas fue la de dejar la música sinfónica y culta para pasar a la música para cine, cuestión que muchos de sus detractores, en su tiempo, no le perdonaron.
Morricone fue alumno de composición de Goffredo Petrassi, compositor y pedagogo italiano con el que conoció y disfrutó la caligrafía de las partituras, la influencia de Stravinsky y el contrapunto. Sin embargo, su mentor tenía opiniones muy conservadoras sobre una música que de por sí es elitista. Para Petrassi, la música era un hecho intelectual y la colaboración entre compositor y director de cine era algo “antiartístico”.
El trabajo de Morricone comienza con las películas de Sergio Leone, lo que lo dejó “contra las cuerdas” pues se le acusaba de “abandonar la pureza del compositor”. Ennio Morricone lo sentenció así: “Al principio pensaba que la música de cine era una humillación. Me vengué escribiendo, quería vencer ese sentimiento de culpa”.
Sin embargo, antes de llegar al cine, Morricone dejó un trabajo enorme como arreglista de música pop de finales de los cincuenta. Ya anteriormente había trabajado como compositor de música de fondo para radio, pero su éxito comercial llegó con colaboraciones con músicos como Gino Paoli, Gianni Morandi, Nina, Paul Anka y Chet Baker.
Ennio diseñó un estilo definido trasponiendo la música dodecafónica con la música tonal. Esto dio pie a lo que se conoce como “arreglo musical”, desconocido hasta entonces porque sólo había música de acompañamiento y las orquestas sólo seguían los acordes actuando como fondo.
“Yo estaba tratando de agregar algo superior a la canción en sí, pero no pensaba que fuera un innovador.”
Ennio Morricone
Aunque los singles fueron una etapa muy prolífica de su carrera, la música se hacía con fines comerciales, lo que lo dejaba con poco margen de creación libre, haciéndolo sentirse “obligado a trabajar mucho sobre la rítmica”. En álbums más largos el éxito era mucho menor, pero le dio la oportunidad “usar sus pensamientos”. Por ejemplo, en Voce ‘e notte, de Miranda Martino, comienza con la sonata Claro de Luna, de Beethoven:
Bernardo Bertolucci se preguntaba cómo pueden coexistir en Ennio dos personas; un músico experimental y un músico de cine. Ennio Morricone fue parte del Gruppo di Improvvisazione Nuova Consonanza (GINC), grupo de compositores e intérpretes dedicados a la investigación de la música contemporánea, la improvisación, el ruido y los sistemas antimusicales.
Este es el background que Ennio utilizó para la película “Un tranquillo posto di campagna”, del director Elio Petri (1969), y cuya historia gira alrededor de un artista con problemas existenciales. Junto al GINC, desarrolló una banda sonora llena de ruidos y sonidos que reemplazaron a la música, en sincronía con la locura del protagonista.
El uso de sonidos y ruidos para el cine toma madurez en los westerns de la “Trilogía del dólar” (Por un puñado de Dólares, 1964; El bueno, el malo y el feo, 1966, y; Érase una vez en el Oeste, 1968), de Sergio Leone. En ellas hace uso de guitarras para las escenas de cabalgata (cuestión en la que fue pionero), de silbidos y hasta látigos, caballos y campanas junto a arreglos con guitarras eléctricas.
Otro ejemplo notable de experimentación está específicamente en Érase una vez en el Oeste, donde los sonidos de las primeras escenas crean una atmósfera que podemos considerar música concreta. Incluso, dotó a uno de los personajes de un lenguaje único pues hablaba con el sonido de una armónica. Un verdadero shock cultural.
La madurez de un músico completo: el valor de la música, la melodía y la empatía
La madurez artística de Ennio Morricone es producto de su trayectoria como músico y compositor sinfónico, la capacidad de usar sonidos y ruidos para crear una atmósfera y el talento de crear melodías que perduran en la mente. Esto se expresa en tres características de sus obras más recordadas: el valor de la música sobre el cine, el uso de las melodías y la capacidad de responder musicalmente a cada escena y a cada director.
El director Paolo Taviani aseguraba que Ennio creía que la música “nunca es sierva de la imagen, dice ‘soy como un camaleón, cambio mi color según el director con el que trabajo, pero sigo siendo yo”. En el rodaje de Uccellacci e Uccellini, de Pier Paolo Pasolini (1966), rechazó la petición del director de incluir canciones ya hechas. Morricone fue tajante: “no tomo las canciones de otros para ponerlas en una películas, esto no es posible, tengo que negarme”.
Al final, Morricone fue tan dueño de la música que los créditos iniciales fueron cantados por él mismo.
Aunque Morricone mencionó alguna vez que odiaba las melodías, lo cierto es que su trabajo más maduro tiene una carga melódica y conmovedora enorme. Tal vez una de las más rememoradas aparece en Cinema Paradiso, de Giuseppe Tornatore (1988), la cual encaja de maravilla con las palabras del propio director al contar su experiencia con Ennio: “fue una lección de vida porque me trató como a uno de los suyos cuando yo sólo era un novato”.
Las melodías, además, cumplían una función más allá de adornar ciertos sentimientos. En The Untouchables, de Brian De Palma (1987), la famosa escena de la carriola en las escaleras tiene como fondo un vals el cual, según el músico, le dio “la oportunidad de cambiar un poco la extrema tensión de la escena”.
Otra de sus más grandes melodías es El Oboe de Gabriel, punto cumbre de la película The Mission, de Roland Joffé (1986) y en la que se integra, de manera magistral, el arte sacro con ritmos étnicos. No deja de ser curioso que dicha película llegó cuando Ennio pensaba retirarse, y que se negó a participar en un principio porque consideraba que era una película tan buena que no necesitaba música. Como remate está el hecho de que le dio a conocer la melodía del tema al director por llamada telefónica.
Tal era el poder de su música que el director Sergio Leone ponía la música ya grabada en el set de Érase Una Vez en América (1984), con la finalidad de que los participantes se identificaran con esa parte tan importante de la cinta. Debió ser una técnica fundamental pues es imposible sustraerte de la inolvidable Deborah’s theme.
El trabajo en la música pop se conjuga con el cine y la melodía en la cinta Sacco y Vanzetti, de Giuliano Montaldo (1971), y en particular en el tema “Here´s to you”, interpretado por Joan Baez, considerado por la cantante como “un himno”, rematando: “nadie que me conoce directamente habría escrito, con tanta precisión, con lo mejor de mi voz. Es un milagro”.
Por ello, podemos observar que una de las habilidades de Ennio era la de identificarse plenamente con la situación o la escena. En palabras de John Williams, “pocos compositores tienen lo que tiene Ennio Morricone, ese instinto de saber lo que será apropiado para la escena”.
Esa capacidad para empatizar se refleja también en la conexión con directores tan diversos. Al respecto, es sobresaliente el trabajo con John Carpenter para la película de terror The Thing (1982). Hasta ese momento, John Carpenter hacía la música de sus propias películas pero fue por recomendación del productor Stuart Cohen que decidieron colaborar con The Maestro.
Para este trabajo, Carpenter únicamente le pidió al músico que usara menos notas. ¿El resultado? Una música que refleja no sólo el horror de un grupo de científicos atrapados en la nieve tratando de sobrevivir a un extraterrestre, sino que es fiel al estilo de Carpenter, utilizando sintetizadores y adoptando el sonido de sus películas anteriores.
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El trabajo de Ennio Morricone refleja la capacidad de amoldarse a las necesidades de los cineastas y de adaptarse a géneros tan diversos como el western, el drama y el terror, así como a las películas históricas y policiacas, pero siempre apelando a un estilo propio, lleno de melodías consistentes, perdurables y sumamente emotivas. Dicho estilo es también valiente pues no tuvo reparos de ir de la experimentación a la música pop.
Cuéntanos, ¿cuál es tu tema preferido?, ¿cuáles son tus películas preferidas del genio salido de la caja?
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