Por SAM CRITCHLEY, alumno del seminario de cine contemporáneo.
Te guste o no, la serie documental “Tiger King” ha generado revuelo desde su lanzamiento a la plataforma de Netflix. Se puede decir con facilidad que casi todos los que tengan Netflix le han dado un vistazo. El documental se enfoca en las vidas de tres propietarios de zoológicos de animales exóticos (principalmente felinos) en EEUU, enfocándose al transcurrir la serie en el conflicto predominante entre dos propietarios, Joe Exotic & Carole Baskin.
Aunque el documental ha sido valorado positivamente en general, las críticas negativas van en torno a la idea de que el documental tiene una visión sensacionalista de estas personas, dejando a un lado el hecho de que hay una excesiva cantidad de animales cautivos, a resumidas cuentas, se cree que el documental minimiza el problema de los animales salvajes en cautiverio y solamente se enfoca en dar los detalles escandalosos de los personajes. Personalmente, considero que, si bien el documental no se enfoca completamente en defender los derechos animales, tampoco es una obligación que se enfoque en ello. Cuando el cineasta o documentalista promedio encuentra una historia que vale la pena contar, no necesariamente debe haber una lección moral de por medio. A pesar de ello, creo que sí es posible encontrar una lección moral en Tiger King si se explora de manera más profunda. Para encontrar el sentido del documental, debemos interpretarlo como un estudio antropológico de personas cuyas excentricidades van que van más allá de lo común y nos dejan en claro que hay algo irremediablemente putrefacto en la sociedad estadounidense. A lo largo del documental, tanto Joe Exotic, Carole Baskin, Doc Antle como otros involucrados se presentan a ellos mismos como quienes hicieron lo correcto en las situaciones que se desenvuelven, que operan de la manera más adecuada, que son los más bondadosos y los de mejor criterio. Sin embargo, conforme el pasar del documental se hace cada vez más evidente que su ideal de hacer lo correcto se basa meramente en poder continuar en su posición beneficiosa, ya sea intentando mantener una vida de fama con el mejor zoológico, explotar una cruzada de protección animal para beneficio propio, o mantenerse en una posición de poder similar a la de una secta en la que se pueda tener múltiples esposas. En conjunto con lo anterior, al pasar los capítulos es evidente la deshumanización de quienes protagonizan el documental, pasando de ser personas a verdaderos personajes, los cuales al ver en pantalla nos hicieron dudar si lo que veíamos era realidad o ficción, dejándonos incrédulos ante la idea de que realmente pueden existir personas así en este mundo, personajes partícipes en una historia aún más increíble. Es por todo esto que reafirmo con seguridad que el documental es de mi agrado y que tiene un valor más allá de solo tratarse de una historia presentada de manera amarillista. Nos enseña que la sociedad estadounidense vive corrompida bajo sus propias ambiciones a tal grado que altera su perspectiva de la realidad y genera grandes consecuencias en su entorno, algo que resuena mucho con el panorama político de aquel país actualmente.
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