Mario Barro, Licenciado en Comunicación Audiovisual por la Universidad Complutense de Madrid, se doctoró en el año 2015 por la Facultad de Ciencias de la Información de la misma Universidad con una tesis sobre la etapa mexicana del director Luis Buñuel. Ha realizado estancias de investigación en México, Cuba y Estados Unidos desde el 2005. Es miembro del grupo de investigación Ícono 14, dedicado al estudio de la narrativa y la estética del cine y los medios digitales. Su trabajo se centra en las relaciones entre la comunicación audiovisual y los cambios provocados por las TIC’s como soporte para la gestión de proyectos culturales y educativos. Ha sido Coordinador de actividades cinematográficas en la Embajada de España en México, Coordinador del Centro Cultural Casa Buñuel en México, Investigador posdoctoral en la Coordinación de Universidad Abierta y Educación a Distancia (CUAED) de la UNAM, Programador del Festival Internacional de Cine de Calanda. Ha impartido cursos y talleres en la Universidad Autónoma de la Ciudad de México, la Universidad del Claustro de Sor Juana, el Centro de Capacitación Cinematográfica (CUEC) de la Universidad Nacional Autónoma de México, la Filmoteca de la UNAM, entro otros. Actualmente es profesor y Jefe del Departamento de Educación a Distancia de la Facultad de Artes y Diseño de la UNAM. Su primer contacto con el cine fue desde muy pequeño, como espectador incansable, es algo que sigue siendo hoy en día.
– Al inicio de la entrevista y con base al pensamiento del escritor ruso Maxim Gorky, el Doctor en Comunicación Audiovisual nos comenta el diálogo que existe entre la película y el espectador, independientemente si va a una sala de cine o se queda en casa.
A la mayoría de los espectadores ver una película normalmente nos saca de nuestras vidas cotidianas y nos transporta a un mundo diferente, un lugar al que el escritor ruso Maxim Gorky llamó “Reino de las Sombras”. Cuando una película de 35 mm se proyecta en una sala de cine, un potente haz de luz pasa a través del celuloide translúcido para producir las sombras: imágenes en movimiento en pantalla grande. Así es la naturaleza del cine.
Hoy día, ya sea que las personas vayan al cine a ver una película o vean la versión digital en televisión o en DVD en sus casas, continúan visitando el reino de Gorky: se sumergen en las vidas de los personajes de ficción, desarrollan opiniones sobre los eventos históricos que ven representados y se dejan cautivar por las combinaciones artísticas de color, luz, sonido y música. Debido a que las películas atraen a los espectadores a un nivel emocional, algunas personas critican que el cine es simplemente una forma de entretenimiento escapista. Sin embargo, otros lo elogian como una forma de arte imaginativo que permite a las personas realizar sueños y fantasías. La realidad es que el cine hace ambas cosas y más.
– Un diálogo en el que Mario Barro profundiza. El mundo de la cinematografía no solo se encuentra en la pantalla grande, también en la llamada pantalla chica: la televisión. Los cambios tecnológicos, la industria del cine, los cambios sociales, nos dan nuevas posibilidades de llevarnos a otra realidad. De ahí la importancia de conocer el cine contemporáneo, nuestra realidad.
La historia contemporánea del cine es, en parte, una historia de intentos de evitar la competencia de las nuevas tecnologías de entretenimiento, como pasó con la televisión. La televisión, a menudo llamada la “pantalla pequeña”, surgió durante la mitad de la Siglo XX cuando los estadounidenses se mudaron de los centros urbanos a los suburbios y comenzaron a cosechar los beneficios del aumento de los ingresos disponibles y el tiempo de ocio mediante la compra de televisores individuales. La televisión desarrolló su propio estilo y sus propias formas, incluida las series y los dramas de una hora de duración. La industria cinematográfica intentó defenderse: en la década de 1970 la tecnología de video hizo posible que las personas vieran películas en casa, lo que, a su vez, cambió la dinámica de la industria cinematográfica. Las ganancias llegaron a depender del alquiler de videos (y, posteriormente, de los DVD) en lugar de la taquilla. La visualización en casa ha cambiado el aspecto social del espectáculo cinematográfico, ya que las personas se quedan para ver las películas de forma individual.
La tecnología digital ha tenido un enorme impacto en la economía y la estética del cine. Sin embargo, se puede demostrar que tienen su mayor impacto en la forma en que se hacen las películas. Las cámaras de video digital están cada vez más al alcance financiero de la mayoría de la gente. Los cineastas emergentes pueden usar una cámara de video digital o un teléfono con cámara, mezclando sus imágenes con sonido en paquetes de software profesional fácilmente disponibles como Final Cut Pro o en sitios web como YouTube donde las herramientas están disponibles de forma gratuita. Sitios como Vimeo invitan a cineastas a publicar las películas que han hecho para que todos las vean.
Nos estamos acostumbrando a consumir entretenimiento en nuestras pantallas de computadoras, tabletas o teléfonos, tecnologías originalmente diseñadas para mejorar la comunicación y la eficiencia empresarial. Quizás el punto más importante es que los usuarios creativos de las nuevas tecnologías, como Muybridge, Marey, Edison y Dickson, exploran nuevas posibilidades estéticas y desafían las limitaciones. Las imágenes de teléfonos celulares no son una excepción: los fabricantes de imágenes de teléfonos celulares están desarrollando principios estéticos, a saber, el uso frecuente de primeros planos y movimientos extremadamente lentos para eliminar el desenfoque.
En síntesis, la experiencia cinematográfica nunca se ha limitado sólo a las películas narrativas de largometraje proyectadas en pantalla grande. El cine, como una forma de arte, un aparato tecnológico y una industria, se entrelaza con la sociedad, y más específicamente con la cultura de la imagen que impregna la vida contemporánea. Artistas y empresarios, motivados por intereses estéticos y/o económicos, continúan desarrollando formas para alentar a las personas a interactuar de manera creativa con las imágenes.
– Con relación al Seminario de Cine Contemporáneo, Mario Barro nos platica la importancia de conocer el mundo del cine, más allá de sentarse y ver una película, el diálogo entre la historia y el espectador puede ser mucho más enriquecedor, si se tienen las herramientas básicas para comprender lo que se está viendo y escuchando.
Por un lado, los cinéfilos que saben analizar las películas y que han aprendido a construir interpretaciones sensatas y serias, mejoren su experiencia (y disfrute) del cine, a todos los niveles. En cuanto más sepan sobre cómo se hacen las películas, por qué se han premiado ciertas películas y cómo se han ridiculizado otras, y cómo una película contribuye a la cultura, mejor podrán entender e interpretar el cine que ven.
– Al finalizar la entrevista, Mario Barro nos compartió aquello que le gustaría trasmitir a los alumnos del Seminario.
El cine narrativo de ficción hecho en Hollywood con presupuesto millonario, no es el único cine que existe. Son las grandes ideas creativas e innovadoras las que hacen más interesante al cine. Para ello, sólo se requiere interés por el cine, mucho trabajo, perseverancia y arriesgarse a probar cosas nuevas.
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