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Love, death & robots o del por qué terminamos en el mismo lugar

Por Juan Eduardo Mateos Flores

En un taller literario con Eduardo Antonio Parra, éste nos contaba que un día Borges había definido los cinco temas que toda buena obra abordaba. Entre ellos, si no mal recuerdo estaban tanto el amor como la muerte. Años después, según Parra, un Borges más ciego y sabio, terminó desdiciéndose para concluir que el único tema posible en la literatura era sólo uno, y era en el que confluían un perseguido y un perseguidor. 

Lo anterior lo pongo a colación porque me da la sensación de que la literatura y el cine, padecen de lo mismo cuando se van a analizar o recomendar: no se hace sin intentar averiguar o decir de qué va el tema. De hecho, basta una sencilla búsqueda en esa biblia de información que es el google para encontrar referencias a videos sobre los diez, cincuenta o cien temas más relevantes que el cine aborda. 

Por eso pareciera una obviedad, que al leer el título del conjunto de breves animaciones de fantasía y ciencia ficción más famosas de Netflix,  Love, Death + Robots, podríamos saber de qué tratan éstas. Y aunque sí, éstas rozan mundos distópicos llenos de máquinas, amor y muerte, la serie también aborda otros más con la finalidad de cumplir la única promesa que toda obra de arte ofrece: la de generarnos plenitud interior.

Antes de empezar a comentar brevemente los nueve episodios de su tercera temporada, quisiera hacer una acotación general: me sorprendió que esta vez los episodios no fueran sometidos al recurrente uso de escenas de sexo para lograrse. No es que tenga algo contra ello, a quién no le gustan las escenas de sexo cuando comunican algo, pero a veces su uso innecesario puede llevarnos a una mala experiencia como la que pasó con Chloe Sevigny y Vincent Gallo en The Brown Bunny (2003). 

Los episodios

Three robots: Exit Strategies | Netflix still

Voy a comenzar con el primer episodio, Three robots: Exit Strategies. En él, regresan los robots que ya habían protagonizado un episodio de la primera temporada. Uno medio destartalado cuya cara recuerda al Gigante de Hierro, uno más pequeño que remite a los perros Poo-chi, y otro más en forma de triángulo: será éste último el que explique, mediante análisis de escaneo, cada curiosidad humana que los otros dos tienen. Si en el antiguo episodio, esta tríada había explorado algunas aficiones humanas como el básquetbol y el amor a los gatos, en este, se involucran con mayor peripecia antropológica para indagar el porqué la humanidad terminó por destruirse a sí misma. El repaso lo hacen, sí, riéndose de lo estúpido de la situación, pero también ubicando cada sufrimiento en su medida proporción de clase. La población común, los que pudieron irse a una isla en medio de la nada y los líderes mundiales que se refugiaron en lo más profundo de una cueva sólo para terminar comiéndose unos a otros. 

Bad traveling | Netflix still

El segundo capítulo, Bad Traveling(Un mal viaje), fue de mis favoritos. Es donde vi un mayor desarrollo del personaje principal respecto a sus conflictos morales. Un logro pensando en el poco tiempo del que disponía David Fincher para eso; además pudo darle un final súper redondo. Para salvar a una población entera de una isla de un monstruoso molusco que ha asaltado el barco en el que viaja, el hombre a cargo se propone sacrificar a sus compañeros de tripulación, quienes han decidido, además de atentar contra él, lo contrario: salvarse ellos mismos a costa de la población que el hombre a cargo ha decidido salvar. Quiero rescatar que me encantaron los tonos sombríos de la animación hiperrealista con la que construyeron todo. Para ser un debut, el conocido director por obras como Fight Club(1999), Gone Girl(2014), nos deja una escalofriante obra maestra de la animación breve.

The Very Pulse of the Machine | Netflix still

El tercer capítulo, The Very Pulse of the Machine, no fue muy de mi agrado. En él se relata el camino de Martha Kivelsen, una astronauta que, después de sufrir un terrible impacto, debe arrastrar el cuerpo muerto de su compañera, Burton, hasta la base, sorteando el farragoso terreno de la tercera más grande de las cuatro lunas de Júpiter, antes de que se le acabe el oxígeno. Para poder lograr y soportar dicha travesía, se medica con todo lo que tiene al alcance, lo que hace que tenga alucinaciones que la hacen escuchar voces, entre ellas, la de su compañera como si ésta estuviera viva, así como unos poderosos versos de Woodworth. Lo interesante de este capítulo es su animación Cel Shading, la cual consiste en hacer sentir al espectador que los planos digitales fueron dibujados a mano.

The night of the mini dead | Netflix still

El cuarto es otro de mis favoritos. Una animación Till Shift, súper lograda, de un mundo que se ve asediado por un ataque zombie —el más adorable que verás— y que por el tono de comedia me recordó un poco a Juan de los Muertos(2011). Dicho ataque es provocado por una pareja que llega a un cementerio en un vehículo y cuya profanación sexual desencadenará un episodio fesco de siete minutos, cargado de humor, en el que veremos a hombres en miniatura que hablan una lengua súper aguda intentar sobrevivir. El capítulo se titula Night of the Mini-Dead.

Kill team kill | Netflix still

En Kill Team Kill, la comedia y la parodia son las verdaderas protagonistas. Este capítulo me encantó por el tono y la sorna a todo eso que se ve en las películas de soldados: hombres musculosos, adictos al cigarro, olorosos a testosterona que no pueden estar en silencio sin decir un solo chiste machista y que por momentos hacen recordar a los soldados de otro episodio de la serie, pero en su primera temporada: Sucker of Souls. Me gusta porque es una parodia inteligente a este tipo de películas de acción que enaltecen a estos hombres duros que todo el tiempo están poniendo a prueba su hombría, vigor y fortaleza. Catorce minutos de animación dirigidos por Jennifer Yuh, la realizadora de Kung Fu Panda 2(2011), que se te van como agua. 

Swarm | Netflix still

Swarm se me hizo el peor capítulo de todos. No sólo de esta temporada, sino de las tres. Muy poco que rescatar, ni siquiera el mensaje trillado moralista de que los humanos usamos a otras especies para nuestra supervivencia. Me resultó tedioso, eterno y con un guión muy pobre demostrado en un planteamiento muy pobre y un final insulso.

Mason’s Rats | Netflix still

Mason’s Rats no fue de mis favoritos pero me gustó que jugara con algo tan cercano y tedioso para los que estamos pendiente de una casa: las malditas plagas. Aquí un viejo adorable intenta deshacerse de unas ratas inteligentes que han tomado como casa su granero. Para ello recurre a una empresa que maneja todo tipo de tecnología avanzada dedicada a terminar con cualquier tipo de plagas. Las ratas, quienes representan la naturaleza, terminan por sobreponerse a casi todas las herramientas excepto a la última: una verdadera máquina de matar que terminará destruida por el hombre que la compró. 

Vaulted Halls Entombed | Netflix still

Sobre el penúltimo episodio, In Vaulted Halls Entombed, sólo me limitaré a decir que es un capítulo malón, sin mucho qué rescatar, pero que no deberías ver si padeces aracnofobia. 

Jíbaro | Netflix still

Para finalizar, mi favorito junto con el de Bad Traveling: Jíbaro. Aún no me decanto por ninguno pero definitivamente este episodio me parece el más trepidante de todos, vaya, un alucín tremendo en el que los dos personajes principales son sometidos a un intercambio intenso de silencios y sonidos. Si en The Witness, uno de los mejores episodios de la primera temporada de Love, Death + Robots, el realizador español Alberto Mielgo ya nos había impresionado con su talento en el uso de los ruidos y silencios que acechan en una persecución, definitivamente aquí termina por consolidarlo. La historia de un soldado sordo y una sirena asesina, cuyos cuerpos y miradas se entrelazan en una danza mortal de deseo, venganza y acecho, la cual es llevada más allá de lo que Borges decía sobre el único tema que toda gran obra tiene, pues tanto la sirena como el soldado sordo, intercambian ser el perseguido y el perseguidor, sólo para volverse despiadadamente el uno contra el otro y viceversa.

Love, Death & Robots: una comedia sobre las costumbres humanas

Pienso que la ciencia ficción, junto con la fantasía, más allá de los temas a tratar, nos permiten aventurarnos en mundos inquietantes, desconocidos, y asombrosos. No por nada muchas de las ficciones que se soñaron hace un siglo, hoy son una realidad. En el libro La ciencia de la ciencia ficción (Shackleton books, 2019) se habla de cómo la ciencia, a través de la ficción, plantea hipótesis atrevidas que pueden anticipar, cuando respeta las reglas de la racionalidad y los conocimientos firmemente establecidos, lo que tal vez más adelante se convertirá en realidad. No es para nada un secreto que la ciencia, también, se ha servido de la ficción como entretenimiento para hacernos soñar con otras formas posibles de habitar el mundo: eso nos ha permitido estimular nuestra curiosidad e imaginación. Nos mueve, dice el libro en su introducción, a la indagación de lo desconocido y a la búsqueda de explicaciones, las mismas actitudes que están en el origen de la ciencia. 

En ese sentido, las animaciones de Love, Death + Robots son un fresco y poderoso diálogo entre nuestras más oscuras y fantasiosas distopías junto con las problemáticas de nuestro pasado: soldados siendo víctimas del propio gobierno que los manda a una misión, robots recorriendo los últimos vestigios de la civilizacion humana, humanos poniendo a prueba su moral para satisfacer a un monstruo, la danza mortal de un deseo que no se logra conciliar. 

Por eso mismo, esta antología de animaciones me remiten al día que le escuché a alguien decir que las distopías tanto como las utopías más que de la imaginación, son producto del intelecto. Y aunque aquí se ven rasgos de ambos, lo cierto es que Love, Death + Robots logra eso que la escritora Úrsula K Le Guin pensaba de sus creaciones: una serie de comedias sobre las costumbres humanas que no eran otra cosa más que homenajes a esa variedad infinita de alternativas y posibilidades de cómo, a pesar de todo, acabamos siempre en el mismo sitio.

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