Es uno de los cargos más importantes a la hora de emprender un rodaje. Es la persona que tiene la hoja de ruta, guía al equipo e interactúa constantemente con todos los departamentos durante la extensa labor de filmar una película. Marca el tiempo, genera ritmo de trabajo y posee la autoridad necesaria para hacerse respetar tanto en los cargos bajos como en los altos.
Pero ese respeto no se crea a partir del miedo, se genera partiendo de la confianza y entendimiento con el equipo, creando complicidad con el equipo técnico y artístico y trasmitiendo siempre la sensación que está de su lado y entiende sus necesidades y las frustraciones que suelen aparecer durante las horas laborales.
Un asistente de dirección enfrenta los problemas y busca soluciones: si es necesario reprender un error lo hace sin pensarlo , si el equipo en ocasiones se torna en un desastre escandaloso los hace madurar con dos gritos secos, y si tiene que recriminar al director no titubea ni un segundo.
El asistente de dirección es el capitán, quien exige rapidez y resolución, y recuerda en todo momento que no están divirtiéndose, sino haciendo una película, que da igual si están extenuados porque luego podrán descansar, responde a todas las preguntas, anima y desanima según el estado de ánimo del equipo, acelera y desacelera dependiendo de las horas del día, comprende con exactitud las intenciones del director, aportándole ideas y soluciones, tiene un plan b, c y d, un alto grado de observación, el don de la asertividad, busca constantemente el equilibrio y mantiene la velocidad crucero para llegar al objetivo en hora.
Un asistente de dirección no debe exigir nada sin demostrar antes el doble de lo que exige, ni ofrecer lo imposible por ser condescendiente, decir una cosa y hacer otra, crear planes de rodaje sin comprender el contexto, hojas de llamados que no se cumplen, alzar la voz cuando no es necesario y tratar de pasar desapercibido cuando tiene que asumir el protagonismo y liderazgo.
Debe entender que su decisiones siempre serán cuestionadas, que en ocasiones será visto como un tirano o tonto, convertirse en un ser enfadoso y malhumorado… Aunque todos esos aspectos negativos que puedan surgir durante el rodaje, siempre serán recompensados si existe la profunda convicción de seguir adelante y que lo más importante es la película en si misma.
El asistente de dirección es como un buen vino, porque a medida que pasa el tiempo después del rodaje, se le va queriendo, valorando y admirando su forma de trabajar.
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