No faltan sorpresas en el mundo del cine cuando en medio de una ola de formatos de corta duración, una película de 3 horas es galardonada con el Oscar a mejor película internacional.
Se trata de Drive My Car (2021), obra calificada por Stephanie Zacharek de la revista TIME como “tierna como una tormenta”. Dirigida por Ryusuke Hamaguchi, esta rigurosa pieza transita por el silencio del actor Yusuke Kafuku (Hidetoshi Nishijima) mientras es invitado a dirigir una obra en el marco del festival de teatro en Hiroshima donde se ve obligado a ceder su Saab 900 (de un irónico color carmín) a Misuke (Tôko Miura), una chofer que lo transportará por la ciudad durante su estancia mientras el duelo incompleto y los conflictos de Yusuke salen a flote a través de la obra y el tiempo por las calles de la ciudad.
Construyendo –más allá de los roces dramáticos que planchan la pantalla– una atmósfera meditabunda y resignada, los personajes se apropian de movimientos impersonales que dejan a las emociones desarrollarse plenamente. Un método usado con anterioridad por Hamaguchi e inspirado por Cassavettes, un crítico de la bidimensionalidad de los personajes en el cine Hollywoodense.
La “magia” de Drive My Car por la que fue tan ampliamente celebrada por la crítica de festivales como Cannes o los Golden Globes consiste en la capacidad de una puesta en escena de desmenuzar a la persona que finge ser y transformarla, mediante la dramatización, en un personaje honesto y multidimensional.
Y es que, como en la vida, “hay estratos más profundos de verdad en el cine, y existe la verdad poética y extática. Es misterioso y elusivo, y solo se puede alcanzar mediante la fabricación, la imaginación y la estilización” dice Werner Herzog. Y tal es así, que uno de los fundamentos metanarrativos de esta película es la capacidad de transparencia con lo que nos contamos mientras el mundo externo se desdobla: “Al final, lo que tenemos que hacer es ser sinceros con nosotros mismos y seguir los dictados de nuestro corazón con honestidad.”
La diversidad, la inclusión, y la resiliencia en la que todos hemos ganado terreno a raíz de haber transitado la pandemia nos permite conectar con una historia que refleja, sin presunción, una parte de nosotros.
Disponible desde el pasado 2 de marzo en la plataforma de streaming MUBI, en donde podrás encontrar esta y otro par de cintas dirigidas por nuestro (hasta ahora favorito) Ryusuke Hamaguchi.
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